TIPS FORMATIVOS: La escucha activa.

Autoría: Blanca Jiménez Bueno. Psicóloga. Nº colegiada: M-24542. Máster en Gerontología y atención en la Tercera Edad, Máster en IAA y Experta en Intervención psicosocial en Enfermedad de Alzhéimer y otras demencias.


 

ESCUCHAR no es oír, ESCUCHAR no es aconsejar, ESCUCHAR no es estar hablando con una persona y pensando en lo que vas a hacer de comida o estar mirando el móvil. Escuchar es estar pendiente, presente y consciente de lo que la persona te está contando, es eliminar todo el “ruido” interno y externo que nos rodea para dedicar toda nuestra atención a comprender y empatizar con nuestro interlocutor o interlocutora.

Muchas veces pensamos que oír y escuchar son lo mismo, pero realmente son cosas muy diferentes. Oír es percibir los sonidos, es un proceso fisiológico y se puede realizar de manera inconsciente; sin embargo, escuchar es dotar de significado lo nos dicen, es empatizar con la persona y atenderle libres de prejuicios, y esto es bastante complicado.

 

Hagamos memoria, ¿Cuántas veces, cuando alguien nos está contando un problema, estamos pensando más en que le vamos a contestar o aconsejar que escuchando lo que verdaderamente nos están diciendo?, ¿Cuántas veces estamos pensando en cosas ajenas a la conversación? ¿y mirando el móvil, el ordenador o haciendo cualquier otra cosa? El 60% de la comunicación la empleamos en ser receptores, pero la mayoría de las veces no escuchamos de forma efectiva, estamos mas preocupados por la réplica que por comprender el mensaje enteramente. Cuando hablamos de comunicación, ya desde niños las acciones se centran en la emisión del lenguaje, en hablar; existen cursos para aprender a hablar en público, pero no nos enseñan a escuchar, siendo una habilidad que se puede entrenar y trabajar.

 

Desde hace décadas, Carl Rogers, ya demostró la importancia de la escucha activa en psicoterapia, pero también en nuestro día a día. Como el demostrar que escuchamos y comprendemos a la persona que nos cuenta un problema es fundamental para hacerle sentir comprendido, acompañado y no juzgado. Evitar dar consejos cuando no nos lo pidan, acompañarnos del lenguaje no verbal para demostrar que estamos presentes en la conversación y entendemos los que nos dicen y parafrasear la información recibida para estar seguros por ambos lados de que hemos entendido la conversación, evitar distracciones y sobre todo “apagar” nuestro ruido interior son elementos que ayudan a ESCUCHAR y facilita la comunicación.

 

R. O´Donnell, “EI mosaico de la misericordia”.

“!Escucha!

Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a aconsejarme, no estás haciendo lo que te he pedido.

Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a decirme por qué yo no debería sentirme así, no estás respetando mis sentimientos.

Cuando te pido que me escuches y tú piensas que debes hacer algo para resolver mi problema, estás decepcionando mis esperanzas.

¡Escúchame! Todo lo que te pido es que me escuches, no quiero que me hables ni que te tomes molestias por mí. Escúchame, sólo eso.

Es fácil aconsejar. Pero yo no soy un incapaz. Tal vez me encuentre desanimado y con problemas, pero no soy un incapaz.

Cuando tú haces por mi lo que yo mismo puedo y tengo necesidad de hacer, no estás haciendo otra cosa que atizar mis miedos y mi inseguridad.

Pero cuando me aceptas, simplemente, lo que siento me pertenece a mí, por muy irracional que sea, entonces no tengo por qué tratar de hacerte comprender más y tengo que empezar a descubrir lo que hay dentro de mí.”